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32: ASÍ MUEREN parecen y sin embargo no se repitan... Eso acon- tece en estas páginas, a nuestro ver. La belleza del espíritu de Margarita reaparece con nuevas modalidades en cada capítulo, pero no se repite del mismo modo. Como diamante de diferentes facetas nos sor- prende con variados matices y luces diferentes, pero es uno siempre en su contenido central: la perfección del amor que busca su centro de re- poso y gravitación. La vida de nuestra biografiada se hermosea cada año y cada día del año hasta que llega en fin al ocaso... De una manera maravillosa se des- pliega en el telar de sus días bordándose con nuevas gracias, presentándose como modelo opor- 7 tuno y simpático de la juventud a la que dijo el Espiritu Santo: “Acuérdate de tu Criador en los días de su mocedad antes que vengan los días 5 malos ... antes que el polvo vuelva a ser lo que era y el espíritu vuelva a Dios que lo ha criado... Teme a Dios y observa sus mandamientos porque Él es tu vida”. (Eclesiast., X11-1-14). La mayor parte de su existencia la pasó Mar- garita en Vigo donde la familia de Saracho ha dejado huellas cálidas de fervoroso catolicismo. PA Allí fué donde doña María y su hija practica-. ron el bien de un modo angelical. Ellas fueron las primeras columnas de nuestra obra de los jueves eucarísticos que en 1907 se inauguraban con la bendición del Obispo de Tuy en un cenáculo de

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