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FLOR DE AZUCENA 223 Un día en que le vió mejor que nunca y le brindó de amores, dijole: “Para cunita blanda, Jesús querido, toma el corazón mio, de amor herido.” Era muy corriente oírle hablar de la semejanza que ella entendía existir entre Jesús y María, su divina Madre, y en medio de la admiración que le causaba esta contemplación de ambas bellezas, decía dirigiéndose con sumo cariño hacia la Vir- gen: “Más que tú, solo Dios” canta mi alma enamorada ví de tu pureza y amor. Más que tú bella sin mancha ¡ Madre mía! Solo Dios... Finalmente para expresar de algún modo todo el tesoro de amor que Margarita profesaba a la Madre del amor hermoso, copiemos estas estrofas escritas por ella en 1906: A ¡Sin ti! ¡ Madre del alma! sin ti no habría ni flores ni hermosura ni poesía ...

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