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JADE, y ' $ 1 y É ¡ . 4 198 ARPEGIOS EUCARÍSTICOS mer amor, fué la Eucaristía. Cuando llevaba en el alma uno de esos versos que veía ante el Sagrario, parecía que el cielo se copiaba en sus ojos tan alumbrados por el divino fuego del ritmo eucarístico ... A veces le hacíamos notar arpegios poéticos que autores corrientes componían en revistas y libros... ordinarios y hasta malos. “¿Por qué dirán tanta hermosa y dulcísima mentira? nos decía... Si lo que dicen sintiesen para Dios, serían muy santos... y no se debería mentir con esa lira del alma que se nos dió como instrumento de embellecer las cosas con arte: la mentira no embellece porque la mentira nunca es bella... Discutíamos el caso desde el punto de vista del arte. Advertimos que en nuestra íntima conferen- cia gustaba ella de abordar también temas de esta naturaleza o como consulta o como expan- sión... Le decíamos que el arte, prescindiendo del fondo, era una belleza en forma genial. “No comprendo belleza sin un fondo bello”, nos replicaba ...” Por eso toda su literatura poética era ingenua, espontánea, emanación del alma..., belleza so- bria pero belleza real y sobre todo cordial y di- vina. La casta diosa de la rima no besó en vano su frente. Su corazón semejaba un jardín en flora- ción... o un saltorio en perpetuo canto...