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188 ESPOSA ENAMORADA Esta sangre preciosa decía ella que era el vino que embriagaba las almas y que era el amor que penetraba las entrañas con fuego vivificante. No hay alma mística que no hubiese apreciado así la sangre de Cristo, tesoro inefable de amor y perdón. Describiendo otra contemplación más o menos mistica dice Margarita: Yo ansiando vivir a su lado poséme en su pecho cual si él fuera de flores suaves blandisimo lecho. Y a mi Dios del Sagrario escondido le escuché que muy quedo decía: ¡Oh secretos de amores divinos! Desde hoy tú serás sólo mia. Dulcemente enloquecida vivia Margarita sin hacer caso a otro objeto que a complacer a Jesús. “Sería infiel a mi vocación si buscara otro gusto que el de mi esposito... —¿ Cuál es tu vocación? —No sé en qué querrá Jesús que pare esta pa- lomita suya: pero sí que tengo una “vocación de fidelidad” como esposa de amor eucarístico. Con este pensamiento desde temprano grabó en su pecho el nombre de Jesús y cada día acrecía en ella el deseo de ser toda suya: y como sabía

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