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186 ESPOSA ENAMORADA Mas si cierro tu pecho ¡ Jesús querido! ¿dónde pondré yo entonces mi amante nido! Qué dulce es ¡Bien que adoro! ese costado... Calla ya... lengua mía, habla el Amado. En esas cariñosas hablas místicas del amado aprendía Margarita las sabias reglas de la vida virgen y prudente. De manera que Jesús se le convertía en Amado y Maestro: Escuché de mi amado el acento, con ternura su voz me decía: De tu sueño de amores despierta, ven... levántate ya, esposa mía. El invierno pasó con sus hielos, paloma querida; ya la lluvia cesó, ya aparecen los ramos floridos ... Esto escribía después de una profunda medita- ción allá en 1911. Cada día acrecía en ella la per- fección del alma bajo el dulce requiebro del Amado. El amor que es el ascensor invencible de todo progreso perfectivo iba obrando en ella la delica- da filigrama de su espiritual aprovechamiento. Cada día sentía mejor el reposo espiritual. Cada vez comulgaba más consciente experimentalmente de lo que creía por la fe. La fe se le iba como A NN CON) AA A A A A a APR

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