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170 SU ESCALITA ¡ Pobre cordera! Vuelve al nido... a la fuente, tu Dios te espera... Cuando la primera impresión de la angustia por considerarse infiel a su esposo o por haberla este rechazado por indigna se calmó, hizo su programa de vida según quería Jesús. Su novi- ciado en el mundo y su profesión en el cielo. Con mucho ímpetu de amor acometió y emprendió el camino de la perfección precisamente por demos- trar a Jesús su firme voluntad de serle siempre fiel hasta morir. “La tórtola que huyó lejos del nido ya encon- tró albergue y casa a sus polluelos...” Ya buscó el pajarillo blando nido... Es el nido tu altar Rey de los cielos. No obstante, la añoranza del bien perdido, al dejar el Instituto de María Reparadora, no de- jaba de oradar su pecho: Son mis ojos, Señor, fuentes de llanto pensando de tu casa en la hermosura... Es más dulce Jesús del alma mía suavísimo amor de mis amores el pasar en tus atrios sólo un día que mil en la mansión de pecadores...

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