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156 SU ESCALITA Cuando Sor María Celina moría en el claustro de Clarisas, a los 19 años (30 de mayo de 1897), escribía a su hermana: ¡muero con alegría y te espero en el cielo, procura subir hasta allá!... Ella había subido también su escala, puesto que ya se ha introducido su causa de beatificación, Por entonces leíamos en una revista que Sor Ma- ría Celina había trepado el cielo por un atajo... “Ella es la santita de los perfumes” de que he- mos hecho mención más arriba. Se encontraría en el cielo con la santita de las rosas y ambas a dos tenderían para la tierra su escalita “de sim- plicidad mística”. “Tengo un caminito de amor simple y encendi- do que es un atajo... “Si vuelo, en poco tiempo estaré allí ” Estc caminito o escala de “amor simple y en- cendido” es de verdad el caminito de Santa Te- resita y Pio XI en la homilia de su fiesta dijo: “abrigamos la esperanza de ver nacer a las almas fieles a Cristo con una santa avidez de adquirir esta infancia espiritual evangélica la cual consiste en sentir y obrar bajo el imperio de la virtud co- mo un niño siente y obra naturalmente”. Esta que fué la escalita de Margarita sin ha- berlo aprendido, estaba llena de rosas y cubierta también de espinas. Esa sencilla condición que hemos expuesto más arriba ponía en Margarita diafanidad en los ojos, placidez en el semblante, transparencia en el alma, dulzura en su carácter,
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