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A PAAXXXX e RA A 148 ALMA DE ORACIÓN te, el último con quien se confesó durante dos años, P. Plácido Verde, actual capellán de Pa- lacio Real en Madrid, escribió unas cuartillas para el libro que escribió Julia Herreros. De aquel anciano y benemérito sacerdote son las si- guientes palabras: “Es preciso confesarlo para que se conozcan las divinas emociones de la santidad, que en las primeras conversaciones que eran como la pre- sentación de aquel corazón tan grande pero con visos de pequeño, yo no acertaba a mover mis labios porque la emoción me anulaba y ella sola, sencilla e ingenua arrancaba de mi cora- zón aquellas notas que en mí repercutían y que erán expresión viva de aquel espíritu que sólo vivía de Dios, y a él solo enderezaba por las vías más puras y elevadas los incesantes anhe- los de aquel corazón enamorado, “Muchas veces en esas horas solitarias que fre- cuentemente embargan la vida sacerdotal y que le hacen entrar en la consideración de sus de- berés altos y sagrados desde cuyas alturas di- vinas se estudia a sí mismo en relación a Dios y a sus hermanos, yo mismo recreaba mi es- píritu recordando los destinos soberanos de la Providencia al enviarme para confortar mi €s- píritu y fortalecerle la voz sagrada del deber, esa alma que en la mía inspiraba nuevas deli- cadezas y se encerraba como dentro de su es- píritu para sacarme de él por las sendas ocultas 4