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FLOR DE AZUCENA 143 Me confundo yo misma y no sé si estoy pen- sando o amando. Lo que sé es que gozo mucho y me hace llorar el gozo. —Luego ¿vives de golosinas que te da Jesús? —Es tan bueno y generoso, que sabiendo cuán poco valgo, me tiene así junto a él... Faltariamos a la verdad histórica si dijéramos que siempre fué Margarita alma contemplativa. Su brillante imaginación le dió harto que hace con sus mariposeos constantes. Pero al fin logró dominarla cuando su corazón fué dominándose por el amor divino. Horas tuvo de gran desolación interior de mo do que hastiaba la oración; fueron pocas. Gene ralmente desde los 17 años para arriba su alma poseía el poder de penetrar holgadamente en el Sancta Sanctorum. Ciertamente que si fuéramos a examinar su oración con un sentido crítico, no sabríamos de- finir el grado de elevación en el termómetro ascético místico. Lo que recuerdo es que durante un año entero tuve que enseñarla que la mejor oración es aquella en la que el alma encuentra más pro vecho. .. Después observé no pocas veces que de la meditación pasaba a una quietud amorosa no prolongada sino breve pero eficaz. El acto contemplativo no suele ser permanen te... Á veces el menor acto produce afectos y

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