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A 140 ALMA DE ORACIÓN vida totalmente extraordinaria! Para ellas sí que parecian ordinarias; pero aquel modo de hacerlas era tan extraordinario que bien se puede afirmar que son pocas las almas capaces de practicarlas en el mismo estilo espiritual. Eso que llamaban con una estupenda naturali- dad “doctrina pequeña”, virtudes pequeñas, “al- mas pequeñas”, forma la cumbre mística; por lo menos rebasa la línea ascética. El caminito nuevo muy breve y muy recto no puede recorrerse sin un espíritu profundamente recogido, sin una oración constantemente ejerci- tada. No son almas abandonadas en el regazo de Dios, de modo que no tengan que hacerse fuerza personal para subir. Aquel famoso ascensor te- resiano es aquí indispensable y ese ascensor es la oración en que viven como en su atmósfera y ambiente, las almas que hemos descrito. Duermen dulce y tranquilamente en el regazo divino y ve- lan ardientemente en el ejercicio de la oración. Es el verdadero ascensor divino; sin este medio no se mantendría firme y sin descalabros el otro ascensor de la confianza amorosa de Dios. Con- fían en Dios porque en la oración cotidiana y exquisita le han conocido bueno, cariñoso, comu- nicativo, paternal... Esto nos lleva de la mano a ese ejercicio de maravillosa vitalidad en que tanto gozaba el es- píritu plácido, amante y tierno de Margarita.

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