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NS E A - pl 1 E z 3 el 134 ALMA INFANTIL época en que lo trata como a hijo a quien el pa- dre guía y si es necesario lo lleva en sus brazos. Jamás cesa el Espíritu Santo de movernos con sus gracias, pero hay estados de alma en que se convierte en motor y móvil fuerte y suave de las almas... Entonces es cuando propiamente enca- ja el texto de San Pablo: es aquel estado en que los dones se hacen más prácticos y en que se nota su predominio por la docilidad de las almas... —De esos hijos quiero ser yo, nos contestó re- sueltamente. —Sólo los corazones generosos y muy fieles llegan a este estado. La mayor parte de las almas buenas sólo consiguen a medias este estado sobre- natural. Entrégate enteramente a Dios, entonces ten- drás la dicha de recibir de un modo habitual el movimiento del Espíritu Santo y serás perfecta con los impulsos de los santos dones y su prác- tica la aconsejamos... Hay que tener entendido que, aun en el co- mienzo de la vida espiritual obra el Espíritu de Dios maravillas intimas por medio de sus dones, dándonos sus luces e impulsos hasta no razona- dos, sino “sentidos” para el bien... Pero eso ocurre rara vez en el estado de principiante y sólo en casos apurados y urgen- tes y por excepción. Todavía las pasiones son vivas y los defectos tenaces y el alma obra el bien bajo la dominación de las facultades infe-

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