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128 ALMA INFANTIL fantil y sublime a la vez de obsequiar al Niño Jesús. Vienen primero estos versitos ambarinos que dejan huellas en el paladar: Corazoncito querido, Prenda mía celestial, tus ojos son dos luceros, tus labios dulce panal. Si no te vieran mis ojos ¡mi alegría, mi vivir! moriría en un instante, yo no podría existir. No te alejes, no te vayas del alma mi único amor, que si te vas y me dejas, voy a morir de dolor. Luego hace el plan de su preparación para Navidad. Era el adviento de 1911. Acercábase el nacimiento y quería hacer a Jesusito una cu- nita bien muelle y abrigada ... Claro, vendría al mundo en invierno y en el desabrigo del portal. Hay que proporcionarle ropita de cama y abri- guitos de cuerpo. Vedlos aquí. Almohadas de confianza en Dios. Sabanitas de silencio. Chambritas de amor de Dios. Colchoncitos de conformidad con la voluntad divina y amabilidad,

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