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: E E E E A A e e o a o o NN 122 ALMA INFANTIL esas señoritas modernas, niñas standard que fu- man, beben whiskey y embadurnan la cara de manera ridícula. Bien se ha dicho que la mujer es vanidad, pues la vanidad lleva nombre femeni- no... y por sola vanidad se desfiguran nuestras niñas “bien” con sus melenitas y faldas rodilleras. Queriendo representar un papel fingido, el de la niñez, quieren aparecer niñas siendo bastante adultas y bailan charleston and Clack-Cothon hasta la madrugada pensando que la vida es corta y hay que apresurarse a vivirla. Como muy niñas que son en la apariencia esas señoritas modernas son los seres más sumisos y rebeldes de este rebelde mundo... Eso sí, sumisas no a sus deberes ni al padre ni a la ma- dre ni aún al marido cuando ya se tiene hecha la conquista... Sumisas a la moda, aunque hayan de sufrir en mantenerla más dolores y disgustos que las santas del Santoral en servir a Dios. Las modas, sin embargo, no tienen sentido co- mún que es el menos común de los sentidos entre sus seguidores: mo buscan una mayor comodidad, a ratos ni aún tienen belleza ..., pero la moda dice esto o lo otro y se acabó... No hay deidad que tenga más fieles adoradores .. ¡Qué diferente niñez esta de aquella otra de que hablamos! Jamás conoció Margarita esta ri- dícula niñez orgullosa y vana. En cambio vivía hecha una niña en el orden espiritual. El mismo vigor y firmeza que tuvo para repudiar la dic-

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