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FLOR DE AZUCENA 97 “Versos de amor” eso es lo que escribían estas almas fuertes y puras, cantando de la abundan- cia del corazón salmos espirituales de la más ele- vada mística. Hay elegancias espirituales, exquisitas, interio- res, delirios de amor sagrado. Los versos de Margarita llevan este sello. No busquéis en su libro palabras pintorescas ni he- chizos de versos “cincelados”; pero pasad por las deliciosas avenidas de sus “jardines de amor”, entre flor y flor hallaréis pedrerías de versos co- mo jóyeles de oro. No siempre son encumbra- mientos místicos. En aquellos amenos jardines se topan aireadas arboledas de entoldados des- cansos del alma “nido de ruiseñores” que alegran la vida. 'Tomad en vuestras manos aquel tomo de sus poesías para aprender qué es La ciencia de padecer hermana de la de amar. Aquí fluyen y refluyen todas las aguas y todas riquezas poemáticas de los Santos. Sus versos místicos vienen densos de afectos, donde se des- posan amores y dolores; las dos formas de ex- presar el lirismo a los pies de Jesús Crucificado o de Jesús Sacramentado. La colección de sus versitos la titula “Del co- razón”. ¡Oh sí del corazón! De otro cofré no