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96 ALMA POETA armonizadas. Siendo la poesía alma del senti- miento y como “alas del espiritu” se la encuen- tra en todos los santos, siquiera no todos tuvieran a la mano el estro versificador para cadenciar estrofas. El alma de San Juan de la Cruz, del Serafín de Asís, de San Buenaventura, de To- más de Kempis, de Santa Teresa la grande, de Santa Teresita se iluminaron de luz poética y se abrieron en abanicos sobrenaturales con toda la gala de la cadencia armoniosa. Aquellos espíritus tan callados en la contemplación se hacian sono- ros con la emoción, pudiéndose decir a cada uno de ellos: 'Tus versos pusieron alas al oro de tus silencios. No son los “jardines encantados” no las so- ñadoras riberas” ni el embriago de amores y manzanilla que respiran los líricos de la pasión, y que generalmente, mientras escriben van en- venenáridose de sus mismas flores del mal, lo que se halla en los santos. Nadie va a los escritos poéticos de los santos a buscar versos cuajados de claveles y de azahares de nardos de naranjos y hierbas luisas. Su lírica es de otro linaje, de otra resonancia más elevada puesto que trae ecos de cielo y flo- res que brotaron en la gloria del amor de Dios.

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