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e de exuberante vegetación, por el que serpentea el río Musón ; en la parte oriental, el mar Adriático, sobre el que vela come centinela el gigante Monte Cónero. A poca distancia del mar y a la derecha del rio, varios edificios rojos y un Hangar nos muestran el Campo-Éscuela de Aviación, de donde diariamente se elevan en el cielo de Loreto, sobre el Santuario de la Patrona de los Aviadores, los aeropla- nos a entonar su canción rumorosa. Las fortificaciones en la vía de circunvalación. Si volvemos a la Plaza de los gallos y seguimos por la calle que está a la izquierda del que mira la entrada de la ciudad por la puerta Romana, podremos admirar un bellísimo torreón, construido entre 1518-1522 bajo la direc- ción de Reseco de Imola. Siguiendo siempre por la carretera hacia el oriente, se encuentra la parte norte del Palacio Apostólico llamada "Las cien ventanas y. En los ángulos de este palacio, en la parte inferior, hay dos baluartes de forma pentagonal. Estos dos fortines se construyeron en la primera mitad del siglo XVII, en el Pontificado de Urbano VIII, conforme al plano y bajo la dirección del arquitecto Juan Branca. Siguiendo siempre adelante se encuentra la Puerta Marina, y a pocos pasos de ella se admira otro torreón de forma circular, también éste construido por Reseco. Siguiendo ahora en dirección al poniente se encuentran otros de ba- luartes pentagonales, obra de Branca. Se distinguen los sitios de las troneras y de los ventanales para las bocas de fuego. Pasado el último baluarte hemos llegado otra vez a la plaza de los Gallos, de donde se entra en la antigua ciudad de Loreto, pasando por la Puerta Romana. Se abrió esta puerta por orden de Sixto V y del Cardenal Antonio María Gallo, quienes encomendaron la LS DAN