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MS con el sudor de S. José, y donde la Virgen había llevado a Jesús en sus brazos, después de haberlo llevado en su seno virginal, experimenté una profunda emoción. Vi el lugar de la Anunciación y deposité mi rosario en la escu- dilla del Niño Jesús. ¡Cuán gratos son para mi estos re- cuerdos ! Pero mi mayor consuelo fué recibir a Jesús en su propia Casa, quedando convertida en su templo vivo en el lugar honrado y santificado con su divina presencia y. (Historia «de un alma). Los Fieles. Es todo punto imposible establecer, ni aún aproxima: damente, la cifra o el número de peregrinos que han visi- tado Loreto desde los primeres años de la Traslación hasta el día de hoy. Para dar una idea aproximada, bastará re- cordar que Turselino escribe que el numero de Comuniones distribuidas durante una cuaresma pasaron de cuaranta mil, y que el Sábado Santo afluían a Loreto treinta o cuaranta mil peregrinos; en el año 1586 benedijo el Papa Sisto V, 80.000 rosarios para repartirlos a los peregrinos, y no fueron suficientes. Más tarde, en 1780, los Capuchinos distribuyeron 50.000 comuniones en el mes de Mayo, y 63.000 en el de Septiembre. Cifras estas verdaderamente asombrosas, si se tienen en cuanta aquellos tiempos, sin comodidad pasa los viajes y con poca seguridad en los caminos a causa del gran número de bandidos que infestaban los pueblos. En aquella época, peregrinación era sinónimo de grandes sacrificios y mayores peligros. De estas ligeras consideraciones se puede deducir facilmente la maravillosa fuerza de atracción que ejerciá Loreto en todo el mundo católico, qué entusiasmos de fé sabía encender aún en las regiones más distantes, atracción y entusiasmo que todavía duran en nuestros tiempos, porque aún ahora todos los domingos se destribuyen mil- lares y millares de comuniones; son muchos los miles de fieles que vienen a visitar la Santa Casa de Nazaret, y no

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