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En el sitio que al desaperecer dejó la Santa Casa y sobre sus mismos cimientos se construyó la Capilla llamada del Angel, en la cual por medio de columnas trataron de señalar los lugares respectivos que ocuparon la Virgen y el Angel en el acto de la Anunciacion. No encontra- mos mención alguna de tales columnas en los peregrinos anteriores al 129l, cuando todavía subsistía en Nazaret la Santa Casa; la primera referencia la hallamos en Guillermo de Boldensale en 1332, y después de él las mencionan otros ocho historiadorer hasta Nicolás Le Huenen 1487. Mejor que perder el tiempo en investigar por qué Na- zaret se vió privada de tan inestimable tesoro — aunque solo en parte —, debemos dar gracias al Señor que así ha querido honrar a Italia, centro del Pontificado Romano, confiándolo, para que fuese dignamente venerado, a aquellos Papas que trataron a porfía de adornar cada vez mejor y enriquecer con indulgencias la singularísima reliquia de Loteto. El documento del 1194. Es necesario y no podemos prescindir de decir algo acerca del documento que los adversarios de la Tradición lauretana esgrimen como prueba de. la existencia de una Iglesia de Sta. María de Loreto, muchos años antes de la Trasleción. queriendo identificarla con la que vendrá a ser el célebre Santuario de Loreto. Se trata de un contrato en virtud del cual, Giordano, Obispo de Umana, cedía en 1194 una Iglesia de Sta. María " en la finca de Lau- ret , al Monasterio de Sta. Cruz de Fuenteavellana. He aquí los párrafos que, sin modificar el sentido, pueden in- teresarnos: " En el nombre de Dios... Nos, Giordano, Obispo de Umana, con el consentimiento de los Canónigos.... con- cedemos, y por transacción cedemos a perpetuidad, al Mo- nosterio de Sta. Cruz de Fuenteavellana y a.tí, señor Marcos venerable Prior, y a vuestro convento y a vuestros sucesores,