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a UN acumuladas por la destrucción de la gran Basílica: La Santa Casa se conservó intacta entre tanta destrucción. Todavía más esplícito que Bucardo se muestra el pe- regrino Ricoldo del NMonte de la Cruz cuando escribe: " Y encontramos una grande Iglesia, casi toda destruida, donde apenas quedaba nada del primitivo edificio, a ex- cepción solamente de la celda en la que la Virgen recibió la Anunciación; el Señor ha querido conservarla en me- moria de su humildad y pobreza y. Ante este testimonio categórico. Chevalier, olvidándose que habiá sostenido a capa y espada que la Casa de Na- zaret o no existía o fué destruida juntamente con la Basí- lica, exclama : " Por rara fortuna, al fin, hemos encontrado un texto que la menciona (la Santa Casa de Nazaret) y que corresponde exactamente con la fecha de la Sta. Casa a las Marcas ¡: este texto es el de Ricoldo, y por sí solo sería decisivo. (Notre-Dame de Lorette, pag. 74). El texto de Ricoldo es ciertamente decisivo, no para los impugnadores sino para los defensores de la verdad lau- retana. Chevalier asigna a la peregrinación de Ricoldo la fecha del 1294, pero gratuitamente, caprichosamente; así pudo hallar la afortunada coincidencia con la traslación de la Santa Casa a Loreto: Róbricht que (Archives de P'O- rient latin. t. 2, pag. 261-262) había estudiado aquella peregrinación con el determinado y casi exclusivo objeto de averiguar la fecha, dedujo en conclusión que Ricoldo fué a Nazaret, lo más tarde en el primer trimestre de 1289. Tenemos pues que Ricoldo del Monte de la Cruz es un peregrino auténtico que constata la presencia de la Santa Casa de Nazaret poco antes que fuese trasladada a la Dal- macia primero, y después a Loreto. El vuelo a la Dalmacia. Nos encontramos en el año 1291, día 10 de Mayo, en los primeros albores de la mañana, cuando el golfo de
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