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zaret se celebraron grandiosas funciones en la Basílica, cuyas solemnidades describe así el confesor Godofredo : *" Muchos de los que se hallaron presentes pueden con toda verdad atestiguar que, desde el tiempo en que el Hijo de Dios tomó carne de la gloriosa Virgen, en aquel mismo lugar, jamás se han celebrado allí oficios tan solemnes y devotos. Allí mismo el santo rey recibió la Sagrada Comunión en la Misa que celebraba su confesor en el Altar de la Anun- ciación. Y el Legado Pontificio Otón de Tusculo celebró en el Altar Mayor de la Iglesia. , (Acta Sanct. Aug. v. 350). Precisamente en recuerdo de esta visita real, los ca- tólicos franceses quisieron que, en la Capilla que con sus limosnas se ha decorado en la Basílica de Loreto, el cuadro del altar figurase a S. Luis Rey en el acto de recibir la Sacrada Eucaristía dentro de la Casa de Nazaret. La destrncción de Nazaret y de la Basílica. - Con- servación de la Santa Casa. Año lleno de dolor y llanto fué para la Galilea y su cristiandad el 1263 que, entre otras ruinas y estragos, vió como la simbólica flor de Nazaret caía cortada por la ci- mitarra musulmana. El celebérrimo Sultán del Cairo Ribars Bondokdari, violando todos los pactos, ocupó el 14 de Abril Naim y el Monte Tabor, pasando a sangre y fuego la ciudad de María y otros pequeños centros hasta las puertas de Tolemaida. Un eco doloroso de tan grande desgracia lo encon- tramos en las palabras que el Pontíbcs Urbano IV escribía el 28 de Agosto al Santo Rey de Francia para obtener socorro y ayuda contra la invasión enemiga. He aquí lo que dice refiriéndose a Nazaret: " Y del mismo modo, sobre la veneranda Iglesia de Nazaret, bajo cuyo ámbito la Virgen de las Vírgenes, saludada por el Angel, conci- bió del Espíritu Santo, y donde habitó con su Hijo divino (el pérfido Sultán) no solo la ha ocupado, sino que valién- dose de sacrílegos y nefandos ejecutores de su iniquidad, 2

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