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2 Eo dos puertas una de cada parte, por donde se baja al anterior. Bajando por la puerta occidental, a la derecha se encuentra una pequeña celda de entrada angosta: en ella vivía la Virgen con Jesús. " Después afirma que sobre esta Casa, que él llama de S. José, se alzaba la grandiosa Basílica de la Anunciación. y (P. Eschbach - La verité sur le fait de Lorette pag. 415). Juan Focas, Belardo de Ascoli, Jan de Wúrzburg. Apenas medio siglo más tarde, un ilustre monje griego, Juan Focas, emprendía el viaje a los Lugares Santos, no solo por satisfacer su gran piedad y devoción, sino también como estudioso observador : he aquí lo que escribe acerca de su visita al grande y venerado Santuario de Nazaret. Nos cuenta la tradición, derivada sin duda de Evan- gelios apócrifos, que la Ssma. Virgen recibió el primer sa- ludo del Arcángel junto a la fuente, a la entrada de la ciudad, de donde como asustada, dice Focas, ' vol- vió a la Casa de José donde recibió la embajada, y donde habiendo pronunciado las palabras " ecce ancilla Domi- ni y... concibió en su seno al Verbo de Dios. La Casa de S. José quedó más tarde encerrada en la fábrica de un hermosísimo templo; a la izquierda y a poca distancia del altar, está la entrada para la Gruta.... Entrando en ella, bajé algunas pocas gradas y pude ver la que fué Casa de S. José y en la ph tuvo lugar la Anunciación. Hay tam- bién allí un altar y a la parte derecha de este altar se resenta la pequeña Casita en la cual habitó la siempre Viegen Madre de Dios. (Migne v. 183, c. 936). De esta minuciosa descripción se desprende que la Casa de S. José estaba en una cripta subterránea sobre la cual se elevaba, como estupendo pabellón, la gran Basílica. Focas habla también de un pequeño cuarto oscuro, a la derecha del local de Anunciación : ese cuarto es preci- samente la Gruta que quedó en Nazaret y que según Focas debía ser la alcoba o dormitorio de Jesús.
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