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ADE A pero este hecho maravilloso no fué motivo para que los santos dejasen de visitar Nazaret, porque también en la " flor y de Galilea donde quedaron los cimientos y el suelo de la Santa Casa, se pueden con verdad escribir con letras de oro, como en la Casa de Loreto, las misteriosas y commevedoras palabras: ” Aquí el Verbo se hizo carne y También allí se puede sentir y llorar de consuelo: allí ha vivido Jesús ¡ y todavía se conserva allí la Gruta que for- maba parte de la Sta. Casa. Precisamente pasamos ahora a recordar con brevedad los principales personajes, los más ilustres en nobleza y santitad, que han visitado Nazaret, para que aparezca en toda su belleza el honor y la veneración de que se ha visto siempre rodeada la Santa Casa de la Encarnación. Los primeros peregrinos. Hemos visto que en el siglo IV fueron en peregrinación a Nazaret despues de Sta. Elena, S. Jerónimo y Sta. Paula: podemos asegurar con certeza moral que también la visitó Rufino de Aquilea, el formoso traductor de Orígines, puesto que pasó en Palestina los últimos 10 años del siglo IV. Así mismo parece cierto que acaso ninguno de los que formaban parte del Cenáculo Espiritual que presidía el dálmata S. Jerónimo dejó de visitar la " Casa de la Anun- ciación y. Debió ser muy grande en ese siglo la afluencia de peregrinos a la Basílica de Nazaret, porque Teodoreto (390-457) declara: " (Elena).... construyó aquellos grandes y espléndidos templos cuya belleza y dimensiones creo su- pérfluo ponderar, porque estoy por decir que vienen a vi- sitarlos casi todas las almas piadosas ;- En el 580 nos encontramos con el Peregrino de Pia- cenza, el qual escribe estas terminantes palabras : " Nazaret, en la cual hay muchas cosas dignas de admiración... Allí está la Casa de Sta. María, donde existe una gran Basíli- ca... (Geyer, ltin. P. 161).

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