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As parece como que gusta de antemano el placer de ambas. Y a continuación expone, digámoslo así, el programa del viaje : * (... visitaremos) la gruta del Salvador, el Sepulcro del Señor,... y subiremos al monte de los olivos... iremos a Nazaret y, según la interpretación de su nombre, veremos la flor de Galilea. ¡ (Migne, v. 22, c. 491-92). Casi al mismo tiempo, (probablemente entre el 385 al 388) hizo su peregrinación a Tierra Santa Sta. Silvia, cuya narración publicó Gamurrini en 1887. No está com- pleta, pero se supone con fundamento, que la tuvo com- pleta Pedro Diácono y que la utilizó para escribir su obra ". Liber de locis sanctis ¡ 1137. Las palabras de Sta. Silvia relativas a Nazaret son estas: " la gruta donde habitó María es grande y espaciosa ¡. Llama gruta o sea cripta a la Casa de la Virgen porque estaba bajo el pavimento de la Basílica. Así mismo es terminante el testimonio de S. Paulino de Nola, el cual escribiendo en el 403 a Sulpicio Severo, afirma que Sta. Elena " honró con Basílicas los lugares de la Encarnación, Pasión, Resurrección y Ascensión del Se- ñor. (Migne, v. 61, c. 320). Para evadir este categórico testimonio, la hipercrítica ha tenido la frescura de decir que S. Paulino empleó la palabra Encarnación en vez de Na- tividad. Estos testimonios tienen un valor de primer orden. Es claro que la Iglesia se construía donde había acaecido el Misterio; por lo tanto, así como se construyó una Iglesia sobre la Gruta de Belén, sobre el Sepulcro de Jesús y sobre el monte Olivete, así también se contruyó la corres- pondiente Basílica en Nazaret, sobre la Casa de la Encar- nación, Basílica que no podía ser otra que la de Sta. Elena. La peregrinación del mundo católico a la Sta. Casa de Jesús, inaugurada por una Sta. Emperatriz, nunca más se verá interrumpida en el trascurso de los siglos, En el siglo XIII estas peregrinaciones vendrán a Loreto, a donde los Angeles trasladaron las Paredes de la Casa de Nazaret;

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