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NAS AAA A o ci — 110— ciones del monje ruso Daniel y del griego Juan Focas, los cuales están de acuerdo en afirmar que, descendiendo por la escalinata, encontraron separadas por un pequeño espacio, y de frente la una a la otra, la Gruta y la Casa, la cual, según el citado Daniel, es: " una pequeña celda, con estre- cha entrada; en ella vivía la Virgen con Jesús ¡. La Gruta presentaba la forma de un pequeño ábside. El pavimento era de mosáico y a la parte de oriente había un pequeño altar cavado en la roca. Ahora está dividida en dos Grutas por una pared de cortina: la primera tiene un altar dedicado e la Anunciación; la segunda otro dedicado a S. José. En el lugar donde estuvo la verdadera Santa Casa hay ahora una Capilla, llamada del Angel. La Santa Casa. Besemos con devoción la benditas paredes que fueron testigos de la salutación del Angel a María aquel día ven- turoso en que el Dios del cielo y de la tierra, el ('mni- potente, el Verbo de Dios se encarnó en el vientre virginal de María, se hizo hombre y habitó entre nosotros. La humildísima Casita mide, en el interior 9.52 metros de largo; 4.10 metros de ancho; la altura de las paredes (porque solo las paredes pertenecen a la Casa de Nazaret y no el techo), la altura de las paredes es de 4.32 metros. Las cuatro puertas que hoy se ven, se abrieron en el Pontificado de Julio 1l cuaado se procedió a revestir exte- riormente la Santa Casa. Al mismo tiempo se cerró la única puerta que tenía la Santa Capilla, y aún hoy puede distin- guirse a la izquierda de quien mira al altar, tapiada con el material de las otras puertas que se abrieron. También se quitó el antiguo techo de madera pintado de azul con estrellas doradas, sostituyéndolo con el actual que descansa, en su mayor parte, no sobre las paredes de la Santa Casa, sino sobre el rivestimiento de mármol, el

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