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María dijo al Angel. " — ¿ Cómo podrá suceder esto si yo no conozco varón? y — Y el Angel le respondió : " El Espíritu Santo descenderá sobre tí y el poder del Altísimo te bará sombra. Por eso el Santo que nacerá de tí será llamado Hijo de Dios y. — Y María dijo: " He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra 4. Y el Angel desapureció. (Evangelio de S. Lucas, cap. 19, V. 28-38). Con el consentimiento de María al men- saje del Angel, el Hijo de Dios, el Verbo eterno des- ciende al seno de la Virgen para revestirse de nuestra naturaleza tomando cuerpo y alma humana. Las profecias comienzan a cumplirse ; el seno purí- simo de la más pura de las criaturas encierra a Aquél que, por ser infinito, no bastan a contener los cielos. En aquel momento, ¡cómo se habría alegrado el Profeta Isaías que, movido del Espíritu Santo, había anunciado varios siglos antes: " He aquí que una Virgen concebirá y parirá un hijo, el cuál se llamará Emmanuel (Dios con nosotros)! , En aquel día el lago de Tiberíades no sonreía aún ante los ojos serenos de Juan el Apóstol, quien en el sublime prólogo de su Evangelio nos dará la frase que, esculpida con caractéres de oro, hará estremecerse y llorar de ternura a cuantos cabrá la dicha de contemplar y venerar aquellas benditas paredes que vieron, llenas de espanto, realizarse el más grande prodigio. " ET VERBUM CARO FACTUM EST y " Y el Verbo se hizo carne u- Estas palabras están escritas sobre el mármol en el altar de la Santa Casa de Loreto. A esa misma Casa, donde concibió la SS.ma Virgen por obra del Espíritu Santo, volvió la Virgen con su divino Hijo después de haber sufrido la dolorosa espada de Simeón, así co- mo más tarde después de la persecución de Herodes y de las angustias y penalidades sufridas en Egipto. En esa Casita, Jesús con María y S. José, la Sagrada Familia, la Trinidad de la tierra, sufre, trabaja y ora durante largos años, oculta en su profundísima humildad, en medio de la indiferencia de sus conciudadanos que desconocen el tesoro inapreciable que

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