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E Esta sacristía es importantísima por los tesoros de arte que contiene y que van inseparablemente unidos a los nombres de Signorelli, Benito de Mayano, a quien se le atribuye el espléndido lavado, y Domingo Antonio Indivini, autor de los preciosísimos “armarios tarceados, muy seme- jantes a las incrustaciones del Coro en el Templo de 5, Francisco de Asís, obra también del mismo autor. Detengámonos un poco para admirar los frescos que adornan la Cúpula y las paredes de la Sacristía. Luca Si- gnorelli, de Cortona, ejecutó este trabajo después de haber pintado los frescos de la Capilla Sistina, precisamente hacia los primeros años de 1500. En el centro de la Cúpula se ve el escudo de la Casa de la Rovére. Siguen después ocho figuras de Angeles que suenan diversos instrumentos; figuras todas airosas y graciosísi- mas en un cielo resplandeciente de oro, muy diversas en sus respectivas posturas y expresiones, que los hace aparecer como encantados de su propia música; en tanto que, más abajo, en un contraste genial, aparecen magestuosas, en una gloria de luz, las figuras de los Evangelistas con sus símbolos, alter- nándose con los cuatro doctores de la Iglesia Occidental, envueltos en sus preciosísimos ornamentos pontificales. Sobre las paredes, y a cuerpo entero, están dispuestos de dos en dos los Apostóles. En un cuadro está Jesucristo con el Apostol Sto. Tomás que le mete el dedo en la llaga del costado. Sobre la puerta está representada, siempre en fresco, la Conversión de S. Pablo en el camino de Damasco; tiene una notabilísima fuerza dramática que hace ver la noble- za del arte y la original potencialidad de Signorelli,que se afir- mará y perfeccionará en los frescos de la Catedral de Urvieto. Saliendo de esta Sacristía, a pocos pasos se encuentra, a la derecha, la Tumba del Cardenál Nicolás Gaetani. No se puede precisar con exactitud quien haya sido el Arquitecto de esta tumba: algunos la atribuyen a Della

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