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+0 nn <A adulteraba de mil modos, fueron definidos de un golpe por la Iglesia Católica, que las arro- jó sobre el mundo, como globos de luz sobre un campo oscurecido. Desde que la Iglesia habló, sabe el género humano de dónde viene y á dónde va; quién es el que le empujó por el camino de la vida y quién es el que le espera al fin de ella. Sa- be que no es su fin el mundo que ve con los ojos corporales, sino una brillante escalapa- ra subir á él y que siendo libre, como lo es, posee la terrible facultad de invertir esa es- cala y descender por ella á los abismos. Sa- be que el hombre no es una reunión de áto- mos que, revoloteando en los espacios, se juntaron por casualidad, para formar esa obra artística y animada que mañana ha de reducir- se á polvo. Sabe que el hombre es espíritu y materia, y que ambas cosas proceden de Dios, y que la mano que las separa por un instante las ha de volver á juntar en unión eterna é indisoluble. Sabe que en lo más alto de los cielos habita un Ser simplicísimo, justísimo, sapientísimo, providentisimo y amorosísimo, Autor de todo lo creado, que formó en el hombre esos dos océanos inmensos, llama- dos el entendimiento y la voluntad, para lle- narlos en su dia. Sabe que Dios es padre de todos los hombres y que todos los hombres. son hermanos, y que la grandeza del hombre no está en dominar á los demás ni en domi- nar el mundo, sino en ser hermano de esos hermanos é hijo de ese Padre; y sabe por consiguiente que no es más noble la corona del rey que el cayado del pastor, aunque sea

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