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se cuta una acción, material buena ó indiferente, que contra su voluntad propaga ó consolida las ideas liberales. Ejemplos. Doy mi nombre á un partido liberal con el fin de preparar un Ministerio hostil á la Iglesia. He ahí la coo- peración formal. Pronuncio un discurso que provoca otro de blasfemias liberales en mis adversarios, Ó levanto un establecimiento de apel, á donde, entre los católicos, van tam- an algunos liberales á proveerse de cuarti- llas para propagar su error. He ahí la coope- ración material. La primera cooperación es siempre ilícita, porque supone necesariamen- te perversidad en la voluntad. La segunda no lo es, con tal que la intención sea buena, la acción buena ó indiferente y proporcionada la causa para ejecutarla. De todos modos, ja- más debe el católico en materia tan delicada guiarse por sí mismo, sino por el consejo de un confesor sabio y prudente, que aplicará al caso concreto las reglas que sobre la coope- ración material al mal moral se dan en la Teología. D.—¿Y el cooperar al triunfo del Liberalis- mo es ser liberal? ¿ M.—Hanlando en todo rigor teológico, no señor; como no es luterano el que oculta en su casa á un prosélito de Lutero, ni maho- metano el que edifica á Mahoma una Mez- quita, por solo ocultarlo ó edificarla. Para ser liberal es necesario profesar los errores libe- rales. El que por interés, por vanidad, ó por cualquier otro motivo, presta su apoyo al Li- beralismo es un mal católico, pero no es, por ese solo hecho, liberal.