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E 149 de 5 JUN Bn q ño: na NAILS Rq Nel No ES 14 dr 1 Ed Ml 2d Te De lo que es pecado y no es en rigor Liberalismo D.—Me ha explicado V. en los párrafos anteriores las principales cuestiones relativas á la naturaleza del Liberalismo y su historia. Sus razones han engendrado en mi mente el convencimiento de la gravedad de esa here- jía, y en mi voluntad el horror hacia elia y el deseo de evitar la complicidad en la dura- ción de su reinado. ¿Tendría V. la bondad de señalarme mi deber en este punto? M.—Con mucho gusto. Después de huir del Liberalismo como de una bestia cuya frente se halla surcada con el rayo de la mal- dición divina, el primer deber de V. y de to- do buen católico es negarle toda cooperación que haría más seguros y mas universales sus estragos en la familia y en la sociedad. Para eso debe V. saber que respecto del Liberalismo, como de cualquiera otro pecado, se distinguen dos especies de cooperación, cooperación material y cooperación formal. Con la cooperación formal el católico pre- tende ayudar directamente al triunfo del Li- beralismo. Con la cooperación material no pretende tal cosa, sino que simplemente eje-

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