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“dd Continúa la materia del capítulo anterior Es, pues, necesario confesar que ni la vo- luntad de la mayoría de la nación, ni la vo- lontad de la nación entera constituyen la nor- ma independiente de la ley civil, y el Estado que para gobernar se apoye en ese criterio, prescindiendo de otro criterio superior, no tardará en ver sentadas en el solio de la autoridad primero la inmoralidad y después la anarquía. Delsufragio universal, que en las Constituciones modernas es el medio de ave- riguar lo que encierra en su real pecho ese pueblo declarado soberano independiente por el Liberalismo, dijo Pío IX que es la men- tira universal. No son las cosas verdaderas Ó falsas, malas Ó buenas porque lo declare una asamblea por numerosa que sea, sino que son buenas ó malas, falsas Ó verdaderas antes que lo declare nadie. El que llama á la voluntad del pueblo razón única del Derecho defiende la siguiente proposición conde- nada por el mismo Sumo Pontífice Pío IX en su encíclica Quanta cura «La volun- tad del pueblo constituye al suprema ley in- dependiente de todo Derecho divino y hu- mano» y da á entender además que ha olvi- dado la historia tempestuosa de ese pueblo á quien quiere regalar una cosa propia é in-