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A en el sentido en que se toma comunmente, abrazando en un concepto la rebeldía inte- lectual del hombre como particular y como jefe de una nación, y definiéndolo de este modo: «Liberalismo es un sistema de doctri- na que proclama 1.” la independencia de la razón individual, 2. la independencia de la razón política». Basta analizar los dos miem- bros de esa definición para ver en ellos con- tenida, si no la naturaleza específica del Li- beralismo, la fuente envenenada de donde con la mayor naturalidad brotan todos los errores liberales. En efecto; de la primera Ó sea de la inde- pendencia de la razón individual se dedu- cen inmediatamente: 1.2 La licitud de todas las opiniones y, por consiguionte, 2.2 La libertad de conciencia para ele- girse la religión y el dios que más agrade, ó para no elegir ninguno que es lo más có- modo. 3.2 La libertad de cultos: de dárselo á la divinidad elegida en la forma que cada uno estime más oportuna Admitida como lícita la libertad interna del “entendimiento respecto de todas las ideas, como de hecho la admiten muchos liberales explícitamente, según dice León XIII, é im- «-plicitamente todos, pues para todos es la autonomía de la razón el fondo común de sus errores, la propagación de esas ideas, aunque sean irreligiosas no puede ser ilícita, ni por consiguiente prohibida; síguese pues de las libertades anteriores.

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