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EZ LIBERALISMO D.—Odiosa es la pintura que de la licen- eia acaba V. de hacerme. Sin duda algurra que ese monstruo que lleva en su frente la maldición de Dios ¿habrá llevado también siempre la maldición de los hombres?... M.—Esperaba esa pregunta. Pero ¿cuál será su sorpresa cuando le diga que ese tipo, engendro desgraciado del género humano cuando se olvida de Dios, ha tenido en la edad moderna una glorificación pública y oficial, tan criminal como ruidosa? Oígante V; y V. que sabe por la historia hasta dónde puede subir la humanidad, verá ahora hasta dónde puede bajar. El hombre, como dicen la fé y la razón, ha nacido para la verdad, y para el bien, y en- cuentra para esas dos ideas en el fondo del espíritu profunda simpatía. En el principio del mundo, cuando aún velaba el sueño de nues- tros padres el angel de la inocencia, el bien y la verdad aparecían ante sus ojos limpidas y resplandecientes, y aquellos dos seres ben- ditos tendían los brazos sin esfuerzo algurto se abrazaban con ellos como se abraza un ermano con otro hermano. Pero llegó un día :día infeliz! en que esta armonía desava-