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SS pe ni ha interrumpido jamás su himno armo- nioso. Canta en los vergeles del mundo cuando las virtudes de los hombres transfor- man el mundo en un vergel; cuando las pa- siones lo convierten en mat tempestuoso, se eleva un poco más y canta sobre las olas. ¿Buscabais al implantar el Liberalismo en las leyes el poner en salvo la dignidad del hombre? Pero ¿qué partido político, que sec- ta religiosa ó que escuela filosófica ha eleva- do tanto la dignidad del hombre como la Iglesia Católica, que le da los ángeles por hermanos, á Dios por Padre, el cielo por pa- tria y el universo material por peana de sus pies? ¿Deseabais librarlo de la titania? El hom- bre antes de llegar vosotros no sufria otra tiranía que la de la justicia y la de la ver- dad. ¿Cuál de esas dos cosas puede supri- mirs* sin degradarle primero y perderle des- pués? ¿Pretendíais proporcionarle libertad? EJ camino de la virtud estaba abierto para él, para que lo anduviese con más facilidad te- nía una madre que lo llevaba de ¡a mano, la Iglesia Católica. ¿Queriais civilizarlo? La civilización no es Otra cosa que la moralidad en la vida públi- Ca; y está cien veces demostrado por la ra- ZÓón y por la historia que vuestras doctrinas no causan sino que matan la moralidad. ¿Buscabais para él el progreso, la' ciencia, la cultura? La Iglesia Católica no necesita de nadie para hacer cultos á los pueblos. Arbol hermosísimo y frondoso que tiene sus raices

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