BCCPAM000R08-5-41000000000000

— 245— mando: «¡Gracias, oh Señor del mundo! las luces que iluminan hoy nuestra tierra son destellos que se escanan del oceano resplan- deciente de tu Divinidad! Ese escaparate de riquezas que nos ofreces hoy, lo convertire- mos en brillante pedestal para apoyar los pies en él y llegar más facilmente hasta Tí». Sin duda que este grito de gratitud y este movimiento hacia Dios era lo principal que entraba en sus planes al abrir á la humani- dad de par en par las puertas del templo de la naturaleza. Y ¿qué hicisteis vosotros? Os acercasteis á aquel conjunto de magníficos tesoros que Dios ponía en manos del mundo civilizado, y lo empleasteis, no en glorificar á Dios, sino en disminuir su gloria, no en defender y pro- pagar la verdad, sino en perseguirla. Utili- zaisteis los prodigios de la fízica y de la quí- mica para propagar la sensualidad y la irre- ligión desde las escenas deslumbradoras y fantásticas del teatro; el telégrafo y el telé- fono para hacerlos vehículos de mandatos, decretos y planes diplomáticos hostiles á la Iglesia, y la fuerza del vapor en fabricar esa arma de combate destinada á difundir la a ee y la calumnia, el periódico li- El ruido de vuestras máquinas de impren- ta no es un canto al progreso, es un gemido dela creación obligada, forzada por voso- tros á moverse para imprimir blasfemias con- tra su Criador. Jamás he pasado por la puer- ta de la redacción de un periódico liberal sim estremecerme.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz