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TS mu político por medio del triunfo de la libartad liberal. La historia contemporánea, vuestra misma historia es testigo de esta verdad. Gracias á esa propaganda continuada de ideas liberales, protegida y precipitada por medio de todos elementos de combate que puede proporcionar el Poder civil, habeis conseguido hacer desertar del campo católi- co á las filas del Liberalismo radical á un grupo numeroso de ciudadanos. Pero ¿cuál ha sido el resultado? A la vista está. Ellos son los que entorpecen la marcha de los Go- biernos en las grandes cuestiones relaciona- das con la salvación y la prosperidad de la patria, e'los son los que promueven las revo- luciones en las calles, ellos son los menos respetuosos para con la autoridad, ellos son los más d+spreciadores de las leyes, en una palabra, ellos solos, con ser tan pocos, son los que están hoy reclamando toda la aten- ción y el cuidado de los Poderes públicos, cuyos dos principales actos son ¡vergilenza da decirlo! perseguir á los católicos y defen- derse de los revolucionarios que ellos mis- mos han formado. El trastorno de todos los organismos de la vida política está en relación directa con las conquistas del Liberalismo. Lo dice la expe- riencia, y lo dice tambien la razón. El ciuda- dano que no obedece á la Iglesia tampoco obedece á los reyes. La herencia religiosa de los pueblos está en vuestras manos: podeis dilapidarla, pero tened entendido, que á cada idea fundamen- tal que en el orden religioso destruyais Co-

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