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— 231 — surdos, que mañana inundarán de sangre las calles, como hoy inundan de tinieblas mu- chas inteligencias, ofrecen sin duda vasta materia á las. reflexiones del filósofo, pero, á los pocos momentos de sumergir su mirada en esas aberraciones intelectueles, ve con ex- trañeza que, importantes como son, no cons- tituye cada una de ellas más que una conse- cuencia tan natural como terrible, derivada de otro principio más terrible todavía. Caminando por las márgenes de esos to- rrentes de agua impura para hallarles el ori- gen, se encuentra á los pocos pasos cun las verdaderas fuentes del Nilo, el Liberalismo, que dividido después en centenares de bra- zos, abraza con sus múltiples ramificaciones toda lo tierra. * xo» El Liberalismo es grande, por eso, fraccio- nadas en dos grandes grupos, se agitan hoy en torno de él todas las gentes para adorarlo Ó maldecirlo. Es grande, no con la grandeza de una afirmación robusta, fuente perenne de verdades, y, por consiguiente, de moralidad, de paz y de progreso para el mundo, sino con la grandeza de una inmensa, como infini- ta negación á donde se está acercando gran parte del gén=ro humano á beber sus erro- res y negaciones sin agotarla jamás; es gran- de, no con la grandeza de la esbelta y altísi- ma montaña que se eleva majestuosa hasta esconder entre las nubes su cabeza corona-