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XX VI Á LOS LIBERALES DOCTRINARIOS Para vosotros es mi última palabra, ovejas errantes del redil de la Iglesia, víctimas futu- ras de la Revolución. Pero, no, no he sido exacto; no es mi última palabra solamente, son todas las palabras de este libro desde la primera hasta la última. Por vosotros se ha escrito y por vosotros ha visto la luz pública. Mientras el corazón palpitaba de amor hacia vosotros, el entendimiento discurría el medio de atraeros al terreno de la verdad y la pluma corría velozmente por el papel; y yo os asegu- ro, aquí, á fé de sacerdote y á fé de caballero, que hubiera corrido con la misma velocidad aunque el licor de que iba humedecida no hubiera sido la tinta de mi tintero sino la san- gre de mis venas. No debeis admiraros de ver orientada toda la energía de los católicos hacia el castillo de vuestros errores para destruirlo. De cien años á esta parte, el escritor que quiera poner su pluma al servicio del mundo civilizado en- fermo, por necesidad debe escribir del Libe- ralismo, porque el Liberalismo es la enfer- medad. El Socialismo, el Anarquismo y otros ab-