BCCPAM000R08-5-41000000000000

— 222— necesario conocer, para anunciar con gran probalidad un suceso futuro? ¿Es aventurado el afirmar la llegada de ese gran cataclismo, si no se paraliza, sea por instinto de conservación, sea por sentimientos religiosos, el funcionamiento de las libertades de perdición? No. El Liberalismo hace los anarquistas y los anarquistas harán la Revo- lución: mientras el primer término no desa- parezca, la existencia de los otros dos es tan cierta como el movimiento de las olas, una vez desencadenados los huracanes. ¿Es aventurado el afirmar que las liberta- des de perdición, oficialmente establecidas y mantenidas por los Poderes públicos, no de- saparecerán, hasta quela Revolución se en- cargue de hacerlas desaparecer? No; la histo- ria de cien años de Liberalis no y un análisis del caracter de los liberales nos dan derecho para contestar que no. Tan compenetrados se hallan de la idea liberal los que por un acto de fuerza ó de sorpresa se han apode- rado de los destinos del mundo civilizado, que ni ¡as condenaciones de que ha sido 0b- jeto ese error por parte de la Iglesia Católica, ni los dulcísimos consejos de los Sumos Pon- tífices y de los Prelados, ni las refut ciones contundentes de esa herejía debidas á la pluma de ilustres católicos, ni los asesinatos de reyes, po de Estado y hombres célebres, ni las profanaciones é incendios de Iglesias y Conventos, bastan á hacerles abandonar esa política funesta, á pesar de que muchos ce ellos se honran con el apellido de cató- icos.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz