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— 195 — el médico, en la enfermedad y en el enfermo. No es- eribo, pues, solamente para los españoles. Los lími- tes del Liberalismo son los límites de este libro. Y aunque es verdad que en algunos c:pítulos ha- brá hallado y hallará el lector ciertas alusiones á España demasiado transparentes para que yo pre- tenda negarlas; pero es necesario advertir que, sien- do único el plan del Liberalismo cosmopolita para conducir á los pueblos á la irreligión, las reflexiones que se aplican á una nación cualquiera llevan en sí mismas el sello de la universalidad suficiente para que puedan aplicarse más tarde ó más temprano á otra nación distinta. Los pueblos de Buropa y Amé- rica han subido uno tras Otro al Taror de su bri- llante historia religiosa; pudiera tal vez suceder que subieran tambien uno después de otroá '«a cumbre opuesta, al Calvario de la revolución. Lo que sí puede afirmarse, porque lo estamos viendo con nues- tros propios ojos, es que el camino que recorren es exactamente el.mismo, hasta en sus más mínimos detalles. Seame licito ahora, aprovechar esta ocasión que se me ofrece para rendir, como español y como ca- tólico, un tri>suto de admiración y agradecimientoá las huestes antiliberales de mi patria. Empeña los en lucha de gigantescas proporciones porque tratais de salvar la gloria externa de Dios, la fé del pueblo y el edificio de la tradición levanta- do por una labor constante de veinte siglos, pue le acontecer que no venzaís en la batalla, y que sea la Cruz de Jesucristo, caida de la torre del templo cristiano, el pavimento de vuestra tumba; pero te- ned entendido que el ejército de Dios no recibe el premio en este valle de lágrimas, y que para el sol- dado que muere por su gloria la hora de la muerte es la hora de: triunfo. Seguid, pues, adelante, hijos invictos de S. Fer- nando y de Pelayo, sin mirará la tierra más que lo suficiente para ver iónde está el enemigo; que si pudiese llegar un día en que Dios cerrase á la huma- nidad las puertas del cielo, volvería á abrirlas para vosotros. Los héroes cristianos no caben en el mundo.

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