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>= 100 aún en el buen sentido que quizá podría dar- se á esta palabra. Según el uso vulgar, libera- les son los que profesan los errores de esta secta, Ó los que la ayudan á conseguir sus planes. Significa, pues, ese vocablo una cosa gravemente mala. Por consiguiente, el llamar- se liberal es cometer un pecado de escánda- lo, que no deja de serlo por el buen sentido que se le quiera dar á esa palabra, pues el mundo no juzga de la intención del que la usa, sino del significado general que tiene. Está, pues, prohibido por la ley natural el llamarse á sí mismo liberal, mientras esa pa= labra signifique le que hoy significa. La Santa Iglesia no ha añadido hasta aho- ra ningún mandato positivo á ese precepto natural, pero ha declarado varias veces su deseo de que los católicos no se llamen á sí mismos liberales. Los que, á pesar de esas declaraciones, continúan aplicándose ese apellido, no observan una conducta propia de hijos sumisos á la Iglesia, y nos infunden la sospecha de que, á pesar de sus protestas, tampoco en las demás cosas lo son. 4.* Afíliese V. á vno cualquiera de los partidos políticos católicos existentes en su nación, ó á otro cualquiera partido político católico que en adelante llegue á organizarse, Las ventajas que de la acción unánime. de muchos católicos resultan en favor de la causa de Dios son análogas á las que reporta

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