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188 — trario á este consejo, ó tienda á disminuir su importancia ó viene del campo liberal, ó pro- cede de hombres resabiados de Liberali-mo. En los que trabajan por la causa de Dios lo primero es orar, y lo segundo trabajar; co- mo que la victoria y el mismo deseo de con- seguirla son dones de Dios, que se alcanzan por la oración. . * e 2.* Procure V. que sus palabras y sus es- critos vayan impregnados de ese aroma es- pecial de espíritu de fé, esencialmente con- trario al espíritu liberal. Nuestro Señor Je- sucristo, Jesucristo nuestro Redentor, la Santísima Virgen, la Santa Iglesia nues- tra Madre, nuestro Párroco, nuestro Pre- lado, nuestro Santísimo Padre el Papa N.,; esto lo haremos así, Dios mediante; esta ventaja hemos obtenido ó de este peligro nos hemos librado gracias á Dios ete. Es- tas, ú otras exoresiones parecidas, deben adornar el lenguaje y los escritos de un ver- dadero católico. Parecen nimiedades, y sin embargo se observa que, desde el momento en que un católico comienza á aproximarse al bando liberal, deja de emplearlas, sustitu- yéndolas por la Providencia, el Martir. del Gólgota, Cristo, la Curia Romana, el Obis- po etc. Este fenómeno es constante. : x ** -3% No se llame V. á sí mismo liberal, ni