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— 184 — si alguna vez consiguen estos ser más ame- nos, siempre es á costa de la decencia Ó de la caridad, dos leyes que no están en el có- digo liberal. - Tampoco es razón suficiente para leer 6 suscribirse á un periódico liberal el ser más abundante su información telegráfica Ó tele- fónica. La salvación del alma es cosa muy se- ria, para que sea lícito al hombre el ponerla en peligro, por el gusto de saber algunas no- ticias más, que para nada le han de servir en £l tribunal de Dios. Además, aunque en algunas naciones ofrezcan á sus lectores los periódicos libera- les información más copiosa que á los suyos los católicos, las noticias principales son en todos las mismas; y lo que hacen muchas vye- ces los liberales para aumentarlas es diluirlas en una fraseología interminable, y, cuando la matería se les acaba, ahí está el octavo man- damiento para llenar media columna con un telegrama inventado, y otra media al día si- guiente para desmentirlo, á no ser que la noti- cia sea una calumnia, que en ese caso rara vez la desmienten. Pero aunque concedames, cómo en reali- dad concedemos, que en algunas regiones sea. más abundante la información de la pren- saisectaria, (de lo cual tienen la culpa muchos católicos que la sostienen con su dinero) ja- más será lícito el cooperar á un mal tan gra- ve come el avance de las ideas liberales y la perdición de innumerables almas, por sole saber algunos detalles más sobre un suceso cualquiera. En este punto son muchísimos los

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