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o A principio metafísico. «Es imposible que una cosa sea y no sea al mismo tiempo.» Este axioma es para él claro, evidente y por con- siguiente indiscutible. No lo demuestra, lo vé, y lo negará todo antes que negarlo. Apoyado en él, penetra confiadamente en las anchuro- sísimas regiones de la metafísica, de la cos- mologia, de la antropología etc., y va midien- do con él todas las verdades y todas las con- clusiones. ¿Se encuentra con una verdad apa- rente opuesta á ese principio? La rechaza sin vacilar, sin cuidarse para nada de las tinie- blas que con esa negación van á extenderse quizá por el cielo de su ciencia, porque sabe de antemano que esas tinieblas no pueden ser duraderas. «Lo que no está conforme con este principio, dice, no puede ser verdad. Tendrá las apariencias de la verdad, su mis- mo talle, su misma belleza, sus mismas pro- porciones, su mismo atractivo; pero debajo de esa elegante y pura vestimenta se encuen- tra el error, no hay duda ninguna. ¿Cómo es posible que seaverdad una conclusión cien- tífica que echa por tierra el principio de con- tradicción, ese principio que mi entendimien- to percibe intuitivamente, y que es el funda- mento negativo de todas las ciencias divinas y humanas?» Así debe discurrir el católico en esta mate- ria. El Liberalismo es pecado, y es pecado por consiguiente todo lo que 'está informado ó contagiado de esa herejía. He ahí el princi- pio. Eso no es lícito poner en duda jamás. Las acciones que sean opuestas á esa verdad,

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