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<= es el que infaliblemente sabe lo que las co- sas son, y lo que algunas de las cosas son, Dios se lo dice 4 ls Ipeda, y la Iglesia infali- blemente se lo revela al mundo. Ahora bien, aún dado caso que la proposi- ción «la razón del hombre es independiente» que expresa la naturaleza genérica del error liberal, ó «el Estado es independiente» que indica su naturaleza específica, Ó cualquiera otra de las proposiciones cont:nidas en el Syllabus, que no son sino otras tantas con- secuencias de esos dos principios liberales, hubieran sido objeto de ardiente discusión entre los doctores católicos, (que no es ver- dad) la Iglesia, infalible en materia de doctri- na, ha pronunciado solemnemente sobre ellas su fallo, diciendo: «Esas proposiciones son falsas. El Liberalismo es pecado» y des- de este momento nadie puede, ni debe dudar de ello. Las afirmaciones liberales han sido precipitadas, digámoslo asi, por el mismo Dios en los abismos del error; ó mejor dicho, El es el que ha señalado con el dedo, indí- cándonos que aquel era el lugar donde ha- bían estado siempre; y por el contrario, las afirmaciones opuestas á esas afirmaciones han sido iluminadas con la claridad tranquila y apacible de verdades inmutables. Y claro es que en la condenación del Liberalismo va incluida la condenación de todo aquello que en mayor ó menor grado participe de esa he- rejía. Los partidos liberales, los periódicos li- beráles, las novelas y dramas de tésis libera- les, las revistas ilustradas liberales, los folle- tos liberales, los discursos liberales, las orien-

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