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166 -- mucho fervor en el Oratorio de su casa, y votan después con la mayor frescura una ley liberal. ¿Cómo se explica este misterio? Y si en realidad es un misterio, y no tiene por consiguiente explicación, ¿dice Ó no dice al- go en favor de esa herejía cundenada por la Iglesia? M.—La pregunta formulada por V. es sen- cillisima; sin embargo, el fenómeno psicoló- gico que va incluido en ella, y cuya explica- ción pide V., ha servido y está sirviendo de piedra de escándalo para millares de almas, que pierden primero el horror al Liberalismo, después el fervor religioso y por último la fé, gracias á ese espectáculo verdaderamente nuevo en la historia que tienen siempre á la vista. Uno de los caracteres del vulgo es su inca- pacidad para las abstracciones. Dificilmente conducirí V. á un hombre ¿el pueblo á las regiones del orden ideal; y si á fuerza de tra- bajo consigue V. que suba, no tardará en ba- jar. Una atmósfera tan enrarec'da no se ha hecho para él.Por eso, el principal argumen- to del pueblo en todas las cuestiones son los hechos, más que las ideas abstractas. En Jos hechos se fija, con los hechos objeta y los hechos le mueven más que las doctrinas. En la cuestión presente, suele presentar sus re- paros en la siguiente forma: «Si el Liberalismo es malo ¿cómo es que

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