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— 158 — dice, mientras se echa el fusil á la cara y se prepara á disparar él también. ¡Es natural! He ahí la frase que sintetiza el estado de ánimo en que debe encontrarse constantemente un cristiano. «Es natural, que mi religión sea perseguida. Es natural que sea perseguida por los sabi»s hinchados con su sabiduría. Es natural que sea perseguida por el pueblo que se entrega á los vicios. Es natural que sea perseguida por los Gobiernos sin conciencia. Nada de esto me admira, por- que mi religión es la verdad, y por otra parte esos tres grupos son muy antiguos en la his- toria y me son perfectamente conocidos: El primero tiene por ascendientes aq rellos ¿Lus- trados sacerdotes de Jerusalen, que decían, refiriéndose á la Verdad encarnada: <Este hombre debe morir» El segundo desciende de aquella turba furibunda y agitada por las pasiones, como el mar por los huracanes, que grit»ba desde la plazuela: <¿¡Mueral» Y el ter- cero encuentra su original en aquel Goberna- dor de Judea que imprimió caracter oficial á toda «aquella persecución, diciendo en nom- bre de la ley: <¡Matadle pues!» Es natural que los malos hagan guerra á mi religión; no se- ría mi religión buena si fuese amada por ellos. Si pues la guerra es natural, natural deb + ser también la defensa, y, como se trata de una cosa sacratisima y fundamental que responde á las mavo:es necesidades 2elindividuo v de

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