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dE A quien me objete que las cuestiones libe- rales han sido tratadas ya y resueltas mil ve- ces por plumas sabias y competentes, y que es por consiguiente poco menos que impo- sible el decir nada nuevo en estas materias, contestaré: 1. que las razones literarias son de muy poco peso cuando se trata de un fin tan grave como cooperar á ia salvación de las almas: 2.2 que jamás será inoportuno un libro escrito contra el Liberalismo mientras el Li- beralismo exista: 3.” que, repitiendo los ca- tólicos las mismas verdades, no hacemos sino acudir al campo á donde nos llaman nuestros enemigos que se pasan la vida repitiendo los mismos errores: 4. que su S. S. Pio X ha mandado recientemente á los católicos que luchen contra las libertades de perdición. Por último, haré recordar á mi objetante la razón con que San Agustin se justificaba an- te el público de haber escrito sus quince li- bros sobre el misterio de la Santísima Trini- dad, después de lo que tantos santos y sabios habían escrito sobre el mismo misterio: <Por- que no todo lo que se escribe (dice en el li- bro primero) llega á manos de todos, y pue- de acontecer que algunos, que también quie- ren instruirse en estas nuestras cosas, no en- cuentren otros libros más fáciles y acaso den con estos. Por lo cual es útil que un mismo asunto y aún unas cuestiones idénticas sean tratadas por muchos con diferente estilo, más no con diversa fé, para que llegue á noticia de todos la misma cosa, á unos de un modo y á otros de otro.» Este modo de preceder se funda en la mis-