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— 142 — temporalmente, cuando tiene muchas colo- nias, muchas y buenas vías férreas, excelen- tes centros de cultura é ilustración, soberbios edificios, un ejército numeroso y un centenar de acorazados en la costa, si dentro d-1 re- cinto de la nación tienen que andar frecuen- temente los ciudadanos defendiendo á tiros sus propiedades, su honor Ó su vida, si son habituales los espectáculos de inmoralidad que rebajan á la especie humana, si son innu- merables los hombres que arrastran penosa- mente una existencia amargada por la duda ó por el indiferentismo religiosos, si son mi- llares y millones las almas que, merced á esa hipótesis impíamente planteada, se hallan en peligro próximo de perder la fé y después á Dios para el cual han sido creadas? No y mil veces no; la nación que se pone fuera del camino que conduce á su último fín no es feliz aunque alcance todos los fines in- termedios. La significativa frase de Jesuciisto «No solo de pan vive el hombre» es aplica- ble lo mismo al individuo que á la sociedad. No se nos hable, pues, de progreso estupen- do, ni de civilización colosal. Las pirámides de Egipto son los edificios más colosales del . globo, y sus oscuros pavimentos están Ccu- biertos de cadáveres.