BCCPAM000R08-5-41000000000000

a OS ERA = — 112— D.—De modo que, según la teoría de us- ted, ¿las monarquias libres de despotismo son obra de la Iglesia? M.—Sií, señor; mejor dicho son obra de la gracia y de la doctrina de Jesucristo que se comunican al mundo por medio de la Iglesia. Ese tipo admirable que se llama monarca, colocado con eyuilibrio prodigioso entre la debilidad y la crueldad, levantado sobre un trono real, sin que la altura mágica niel in- cienso de aclamaciones que sube del pueblo lleguen á trastornarle la cabeza ni el corazón, valiente como un héroe en campaña al frente de su ejército, y humilde como el último va- sallo cuando se arrodilla al pié del Altar, des- pués de despojarse de su corona; ese que ama á Dios como á su padre, á la Iglesia co- mo á su madre y á sus súbdits como á sus hijos; ese que llama á Jesucristo Rey de re- yes, que dirige á la nación y se deja dirigir por la Iglesia; ese que lleva en su cabeza una corona brillante que le hace dueño: de un in- menso territorio, y otra corona invisible en su corazón que le dá derecho al reino de los cielos, y está dispuesto á renunciar á la pri- mera antes que perder la segunda; ese que tiene por código el Derecho cristiano, y por gloria la Cruz y por felicidad el emplear toda su energía y la de su pueblo en defenderla; ese que se compadece de los pobres y les llama hermanos, y no se tiene por grande cuando lleva en su mano el cetro real, ni por pequeño cuando en su mano lleva el Rosario; ese á quien podríamos llamar Luis de Fran- cia, Fernando de España ú Constantino

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz