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— 105 — expresión ¡Abajo los tiranos! y ¡Viva la la- bertad/? ¿Es ó no el amor á la dignidad hu- mana lo que va latente en ese grito? M.—¡El amor á la dignidad humana! ¡Su- ma candidez sería el creerlo así! Ese grito lo sorprendemos siempre en los labios y en los escritos de los liberales avanzados. La prime- ra palabra de su programa suele ser siempre esta ¡Emancipación! ¿Y cree V. que con eso tratan de poner en salvo la dignidad del hom- bre? Y ¿cómo ha de dignificar al hombre ese grupo revolucionario que existe en todas las naciones, que no tiene para el pueblo teolo- gía alguna, y cuya filosofía coloca en un ani- mal el origen del género humano, y le señala por fin los senos de la nada? Y qué respeto al decoro y á la dignidad humanas significa devantar en cada esquina de cada calle un toco. de corrupción y tomar luego al hombre, y después de esparcir en su entendimiento las tinieblas del error, conducirlo allí, y man- char y degradar todas sus potencias y senti- dos, como criminales que penetran en un templo y apagan primero la lámpara sagrada y lo profanan después? La escuela de cuyas aulas sale ese rugido, pretende separar de Dios á los individuos y á las naciones; y, se- parados de Dios ¿hay individuo ni nación alguna, que no haya visto derrumbarse con el edificio de sus creencias el pedestal de su honor? ¡Abajo los tiranos! significa pues en sus labios. ¡Abajo la ley! y ¡Viva la eman- cipación del hombre! quiere decir ¡Viva la anarquía! y á ese grito eterno contestará la Iglesia con una eterna reprobación; lo prime- A era 1 ñ y 1 114 ; 0 ¡0h

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